Seguimos los pasos del Descubridor de América y nos encontramos con la gente de Santo Domingo
Dicen que el tiempo cura las heridas. Algo así debe haber pasado con este Navegante Genovés fallecido en 1506, quién la historia ha dado en llamar el Descubridor de América, y que debe ser uno de los personajes históricos con mayores homenajes realizados, con monumentos, ciudades, universidades, monedas y hasta países bautizados en su nombre.
Nadie demerita el impacto que sus viajes causaron para el desarrollo de la humanidad (o parte de ella), pero resulta hasta gracioso que al día de hoy, España y República Dominicana se sigan disputando el mérito de poseer los restos mortales del susodicho personaje.

Porque repasemos hechos. Pocos años luego de realizar el supuesto descubrimiento, solo su familia lo quería, y solo para cuidarle el botín. Hablamos de un tipo que dejó en vida la isla “La Española”, ¡en-ca-de-na-do! Por orden directa de su propia Reina, acusado de un gobierno despótico de 7 años definido como una tiranía. Esa tiranía incluyó todo tipo de vejámenes hacia los habitantes originarios de esa isla. Según Bartolomé de la Casas, tres millones de indios habían muerto entre 1494 y 1508 entre las guerras, esclavitud o el trabajo en las minas… Bonito número para comenzar la “colonización”…
Como sea, nos colgamos hablando un poco de historia, porque descubrir Latinoamérica es lo que intentamos hacer en cada uno de nuestros viajes con emitiendo, y siempre nos preguntamos, que tanto saben de sus raíces la gente común, aquellas personas que nos cruzamos por las calles, el que está lustrando unos zapatos, la que está trabajando alfarería, el que nos ofrece una rosa vestido de mimo y la que nos regala su mejor sonrisa exhibiendo un gran peinado.
Santo Domingo nos enseñó la mejor cara de una isla que divide su territorio con el país más pobre de América, Haití. Nos sorprendió la amabilidad para con nosotros, como su cierta hostilidad para con sus vecinos “negros”. Suponemos que allí también hay encerrada una buena historia, pero para no improvisar, de momento solo nos quedamos con la de Cristóbal.
A propósito, para cerrar el tema, ambos países, España y República Dominicana, dicen tener parte de sus huesos. ¿Quién tendrá la cabeza?