Quitocromía emitiendo mayo 25, 2020

Quitocromía

EXP
Una ciudad ideal para que tu fotos se luzcan

Llegamos a Quito, Ecuador, luego de haber visitado la exuberante naturaleza del Amazonas en Lago Agrio, y de deleitarnos con la infinita paleta de verdes, ocres y tierras del volcán Imbabura. Creíamos que luego de haber alimentado a un grupo de pirañas, y de haber conocido algunas de las personas más bellas, viviendo al pie de los 4600 metros del volcán, nada nos iba a sorprender en la capital del país.

Graso error. Lo que iba a ser una corta estadía de un par de jornadas, se convirtió en una semana entera en la cual nuestra cámara no descasó ni un momento.

Y de eso se trata esta reseña.

Un repaso visual, de una ciudad única para fotografiar.

Desconocemos si los 2850 metros en la cual se encuentra emplazada la metrópolis, tiene algún tipo de incidencia en como la luz baña suavemente cada metro de esta colorida urbe. No sabemos si las razones tienen que ver con el hecho de estar casi en el centro hemisférico del mundo. Pero si podemos acertar sin miedo a equivocarnos, que su oscilante geografía es clave para ofrecerte siempre, apuntes donde apuntes, un encuadre saturado con una pátina perfecta de formas multicromáticas.

Caminar el centro histórico es un reto más para tus ojos que para tus pulmones.

Es cierto que la altura combinada con las pendientes se siente en tu físico, pero las motivaciones para seguir caminando y fotografiando siempre están frente a ti.

Con alrededor de 130 edificaciones monumentales, es considerado el conjunto histórico mejor conservado, y uno de los más importantes de América Latina.

Declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad, Quito forma un ensamble sui generis armónico donde las acciones del hombre y la naturaleza se han juntado para crear una obra única y transcendental en su categoría.

Una concentración enorme de Iglesias y Monasterios asombrosamente iluminados de noche, te obliga a seguir fotografiando después de la caída del sol.

Su función clave como centro religioso estratégico en la época de la colonia española, parece confirmarse del todo con la figura dominante de la virgen del Panecillo, quien vigila la ciudad desde lo alto de una colina.

Con sus 30 metros, más los 11 de la base, supera en altura al famoso Cristo Redentor de la ciudad de Rio de Janeiro, y es la escultura de aluminio más alta del planeta.

Desde lo alto, una vista privilegiada de 360 grados, permite admirar la ciudad hacia todos los rincones.

Si además, tienes la suerte como nosotros, de visitar este centro religioso en semana santa, podrás apreciar una de las procesiones más impactantes de la religión católica en toda América Latina. Pero este ritual religioso es una historia en si misma, que compartimos con ustedes es una historia independiente.

Este testimonio no se trata hombres y mujeres auto flagelándose, ni de misteriosas tradiciones angelicales. Se trata de reflejar en imágenes una mágica obra donde el hombre y la naturaleza se han conjurado para crear la más maravillosa ciudad que hasta el día de hoy hemos fotografiado.

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